Cómo evitar los problemas auditivos, más comunes en verano
Con el verano, llegan las vacaciones, los viajes y la diversión en piscinas, playas y ríos. Pero también los problemas auditivos, más frecuentes en esta época del año. Son muy abundantes las lesiones e infecciones en los oídos y muchos los motivos de éstas: la humedad y los continuos baños en zonas que pueden estar contaminadas, por ejemplo, incrementan la entrada de agua y, si no se secan correctamente después de cada chapuzón, son caldo de cultivo de hongos y bacterias. Tampoco son beneficiosos los gérmenes de la arena de la playa, las corrientes de aire, las altas temperaturas o incluso los cambios de presión que se producen en los aviones o trenes.
Los síntomas más comunes son la sensación de tener tapones, dolor intenso, fiebre, ruidos, vértigos, picores o supuración. Aunque lo más habitual es la pérdida brusca de audición de uno o ambos oídos tras una inmersión. En la mayoría de los casos, esto es causado por un tapón de cerumen que, al contacto con el agua, se expande, obstruyendo el conducto auditivo. Será el experto en audición quien se encargue de su extracción, ya que si se introduce en el oído algún objeto no apto para su limpieza, como bastoncillos, lo único que se consigue es empujar la cera hacia el interior, provocando lesiones en las paredes del conducto auditivo o incluso una rotura del tímpano.
La infección por excelencia en esta estación es la otitis, sobre todo entre los niños, que son quienes más tiempo se pasan dentro del agua. Más conocida como la “otitis del nadador”, se trata de una afección del oído externo muy dolorosa, en la que se inflama el conducto auditivo. Para prevenirlo, lo mejor es secar bien por dentro las orejas después de cada baño. Sin embargo, debido al abuso de los aires acondicionados, es normal que los médicos reciban en sus consultas a pacientes con otitis media –más común en los meses de invierno–.
En ocasiones, el problema viene originado cuando se introduce un cuerpo extraño en el oído, como un insecto. En estos casos, lo principal es acudir al médico, ya que si se manipula la zona de forma incorrecta se puede lesionar el epitelio del canal auditivo.
Por otro lado, los cambios de presión atmosférica pueden producir barotraumatismos. Esta situación suele darse en los viajes en avión, sobre todo en el despegue y aterrizaje, que es cuando más se da esa diferencia. Si se perciben síntomas de taponamiento, lo más importante es realizar maniobras de valsalvas, masticar chicle o caramelos y evitar dormirse en estos tramos del vuelo. Además, la presión puede notarse en las inmersiones de buceo, ya que debajo del agua, también cambia.
Para evitar tener que acudir al experto en audición por cualquiera de estos síntomas, lo principal es limpiar y secar de forma correcta los oídos para quitarles la humedad, no usando bastoncillos. El uso de tapones o protectores para nadar es muy recomendable, así como los gorros de natación de silicona, que actúan como irritantes. En cuanto al baño, es preferible entrar lentamente al agua y asegurarse de que está limpia, puesto que si están contaminadas pueden causar infecciones. Ante cualquier molestia, lo mejor es acudir al experto en audición para tratar la lesión e impedir que el problema se agrave.