¿Qué es la pérdida auditiva neurosensorial súbita?
Cuando, de forma inesperada y sin explicación alguna, una persona comienza a oír mal o deja de escuchar, se denomina pérdida auditiva neurosensorial súbita. Este tipo de pérdida de audición consiste en el déficit de audición de más de 30 decibelios en tres frecuencias contiguas que se produce en un periodo, por norma general, menor de tres días. Esto quiere decir que una conversación normal, por ejemplo, se escucha como si se tratara de un susurro.
Las causas concretas de la pérdida auditiva súbita se desconocen. No obstante, entre las más frecuentes se encuentran los problemas de circulación sanguínea en el oído, traumatismos en la cabeza, infecciones –como paperas, sarampión o meningitis–, enfermedades inmunológicas, neurológicas y trastornos del oído interno, como el Síndrome de Ménière. Ciertos medicamentos –los llamados ototóxicos–, también pueden causar pérdida auditiva súbita.
Lo normal es que este tipo de patología afecte de forma unilateral, es decir, en un oído, rara vez ocurre en ambos. En ocasiones, la pérdida auditiva súbita aparece, de repente, por la mañana, al despertar; otras veces es progresiva y se desarrolla durante varias horas o días. En cualquier caso, las personas que lo padecen describen como notan un ruido o chasquido previo a que se produzca la lesión y desaparezca, así, la audición.
Asimismo, la pérdida de audición súbita puede ir acompañada de otros problemas, como acúfenos o tinnitus, así como episodios de vértigos. La incidencia es mayor en personas mayores, aunque puede darse también en personas jóvenes. De hecho, estos son los que más probabilidades tienen de recuperarse de forma completa.
Cuando no es posible recuperar la audición, la utilización de audífonos resulta ser un buen tratamiento para frenar el avance de esta afección. En cualquier caso, la recuperación de la audición depende, en gran medida, de la gravedad de la pérdida, por lo que es imprescindible que se trate de forma inmediata. Es más, según un estudio publicado en la revista The Laryngoscope, una pérdida auditiva neurosensorial súbita que no se recupera en un corto plazo, tiene un impacto negativo en la calidad de vida y de audición a largo plazo. Por tanto, es importante acudir a un especialista al menor síntoma, para evitar que empeore el problema de audición.