5 situaciones cotidianas que aumentan el riesgo de pérdida auditiva

5 situaciones cotidianas que aumentan el riesgo de pérdida auditiva

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Cuidar la salud auditiva es necesario para poder disfrutar de una calidad de vida adecuada y llevar una vida independiente. Además de las limitaciones que supone perder audición, incrementa el riesgo de depresión o de deterioro cognitivo, tal y cómo han sugerido estudios recientes, entre otros problemas. Para prevenir la pérdida auditiva de forma eficaz, es necesario conocer las situaciones que más riesgo conllevan:

Mal uso de las tecnologías

La mayoría, sobre todo los jóvenes, escuchan a diario música en sus smartphones o MP3 mediante el uso de auriculares. Esta práctica, que puede parecer inofensiva, si no se realiza a un volumen adecuado puede provocar daños permanentes en los oídos. Utilizarlos a 110 decibelios o más durante una hora daña las células ciliadas del oído interno, lo que aumenta las probabilidades de perder audición, así lo demuestra una investigación realizada en la Universidad de Wichita (EE.UU). Lo recomendable es no escuchar música con ellos a más del 60% de su capacidad de sonido.

Determinadas profesiones

El lugar de trabajo puede suponer un factor de riesgo de pérdida auditiva. Trabajos como camarero de discoteca, obrero o minero son más propensos a superar los límites sonoros recomendados. Investigaciones recientes han demostrado que la exposición continuada a ruidos intensos en el entorno laboral altera la funcionalidad de las células sensoriales de los oídos y acelera la aparición de la presbiacusia. Para evitar esto, es importante seguir la normativa de prevención de riesgos laborales en cuestiones de salud auditiva. De hecho, el incumplimiento de estas normas es una de las causas que incrementan el riesgo de pérdida de audición asociado al trabajo.

Vivir en las grandes ciudades

Aunque ciudades como Madrid, Barcelona o Nueva York son el destino soñado de muchos, las grandes metrópolis suponen más riesgos para la salud auditiva. Así pues, el 75% de los habitantes de urbes grandes e industrializadas, sufren algún tipo de pérdida de audición o hipoacusia, según los datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). Las principales fuentes de contaminación acústica en estos entornos son el tráfico urbano, el aéreo, la maquinaria pesada de las obras y el ruido de los centros comerciales. Son situaciones habituales para los que habitan en la ciudad, pero la exposición prolongada a este tipo de ruidos, acelera problemas de audición como los acúfenos o la hipoacusia así como otras molestias como el insomnio o el estrés.

Acudir a conciertos y discotecas

En estos eventos el umbral del sonido suele ser de 100 dB o más, una frecuencia a la que si se está expuesto más de 15 minutos pueden aparecer daños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en 75 dB el umbral a partir del cual el oído comienza a dañarse. Los jóvenes son los más afectados dado que son los que suelen acudir a este tipo de festividades. Para prevenir pérdidas de audición, se recomienda no ponerse al lado de los altavoces y llevar protección auditiva como los tapones. Así, se consigue minimizar el impacto negativo.

Malos hábitos de higiene

Los oídos también necesitan su higiene para funcionar bien. Un error común es utilizar los tradicionales bastoncillos para limpiar el cerumen, pero esta acción resulta contraproducente. Al limpiarlos así, es más probable empujar la cera hacia el interior de la oreja pudiendo dañar el tímpano u otras estructuras internas. Hay que recordar que la cera de los oídos es un mecanismo natural de defensa de los mismos, y es necesaria para prevenir infecciones y mantenerlos hidratados. Se suele eliminar por sí misma, pero cuando no se expulsa del todo y genera molestias, lo aconsejable es utilizar unas gotitas o espráis recomendados por el especialista para su eliminación.

 

 

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