La obesidad, un factor más para desarrollar pérdida auditiva
El sobrepeso y la obesidad son graves problemas de salud pública y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), conforman el quinto factor principal de riesgo de muerte en el mundo. De hecho, cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia de estas enfermedades. El exceso de peso, además de afectar a la salud en general, también puede repercutir en la salud auditiva.
El oído interno es un complejo sistema de tubos semicirculares llenos de líquido y terminaciones nerviosas. Uno de los componentes principales del sistema auditivo son las células ciliadas que son las responsables de detectar el sonido, traducirlo en señales eléctricas y transmitirlo al cerebro para su interpretación. Diversos estudios indican que el flujo sanguíneo saludable y el oxígeno contribuyen a la salud de estas células. Dado que con el aumento de peso ejerce una gran presión sobre las paredes de los capilares, esto dificulta el transporte de oxígeno a las células ciliadas, lo que puede provocar un daño irreversible y como consecuencia la pérdida de audición permanente.
Asimismo, debido a que el exceso de peso dificulta que el corazón bombee sangre por todo el cuerpo, la obesidad también puede causar presión arterial alta y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. La presión arterial alta también aumenta el riesgo de desarrollar pérdida auditiva u otros trastornos del oído como el tinnitus o zumbidos en los oídos.
Mantener la salud auditiva es solo una de las razones para mantener un peso saludable, pero no la única. Todos sabemos que la grasa corporal excesiva provoca una gran presión sobre el corazón y es perjudicial para el sistema circulatorio. Pero tener sobrepeso también aumenta las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2, una de las principales causas de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. Los estudios han demostrado que las personas con diabetes tienen más del doble de probabilidades de desarrollar pérdida auditiva que aquellas que no tienen la enfermedad.
Una forma de prevenir estos problemas de salud es llevando una vida con hábitos saludables, que incluya el ejercicio físico regular y una alimentación sana y equilibra. Por ejemplo, es recomendable evitar comidas con exceso de grasas saturadas, el alcohol y el tabaco. Asimismo, practicar como mínimo 30 minutos de actividad física. Con todo ello, además de cuidar de la salud general, se contribuye a mantener en buen estado la audición.